martes, 25 de febrero de 2014

Nuevo Paradigma en Educación

Aunque el aprendizaje ubicuo parece venir a borrar las medidas de espacio y de tiempo de la escuela, conocidas y compartidas por todos, no deberíamos inquietarnos.
En todas las épocas, la escuela ha sido un contexto de aprendizaje social; por lo tanto, ese contexto siempre impactará en la naturaleza de lo que se aprende (Stoll, Fink y Earl, 2004). Para reconocer una escuela como
institución, no alcanza solamente con comprobar que los individuos que asisten a ella aprenden algo. Una escuela no es lineal y es más que la suma de sus partes; pone en juego algo más necesario: se piensa a sí misma como una comunidad de aprendizaje.
Tal como expresan Cope y Kalantzis (2009), en un contexto de aprendizaje ubicuo, los profesores pueden contribuir a la construcción de comunidades de aprendizaje genuinamente inclusivas. Pueden aprovechar la
complementariedad de las diferencias de los alumnos: distintas experiencias, distintos conocimientos, distintos puntos de vista, distintas perspectivas, de modo que cada estudiante pueda dar lo mejor de sí
mismo.
Además, los estudiantes están involucrados con individuos ajenos al proceso de aprendizaje: padres y otros familiares, amigos con los que comparten intereses, expertos. Los espacios digitales basados en redes
sociales son perfectos para un tipo de trabajo que une simplicidad y transparencia y que valora la diversidad de las contribuciones.
En una comunidad de aprendizaje, todo lo que la gente hace a diario, dentro de la escuela y en relación con los padres y con la comunidad local, está motivado por un sentido de pertenencia y por un compromiso colectivo


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